En el país de la moral extraviada.... ¿Todo vale?.

Mientras escribo estas líneas, Twitter (la más reciente de mis adicciones) está conmocionado por la "hackeada" de la cuenta personal que el periodiosta Daniel Samper Ospina (@DanielSamperO) tiene en esta red social. El robo de la cuenta (sí, robo a la cosas hay que llamarlas como son) fue perpetrado por un grupo que se autodenomina Sophie Germain bajo el argumento de luchar en contra de la desinformación ¿?

Este caso atrajo mi interés no solo porque soy seguidor de la cuenta del señor Samper Ospina en Twitter si porque ademas desde mi perspectiva como profesional y usuario de las tecnologías de la información y las comunicaciones, el asunto podría tener consecuencias de seguridad muy graves pues según informan los usurpadores de la cuenta, controlan también el perfil de Facebook y dos correos electrónicos del periodista, es decir, lograron acceder a mucha (demasiada) información sobre la vida personal y laboral del periodista, que de caer en manos criminales podría acarrear un riesgo de seguridad no solo para el mismo periodista sino también para todo su circulo social (familiares, amigos, colegas, contactos laborales, etc.). El asunto no paró allí, pues el grupo de hackers/crackers/lamers (lo que sea, eso es lo de menos), se ha dado a la tarea de empezar a publicar la información a la que ahora tienen acceso.

Entre todo lo publicado (por lo menos hasta ahora), hay un mensaje de Daniel Samper Ospina que se ha convertido en la "comidilla" de Twitter. En ese mensaje, el periodista pide consejo sobre a quién, de un grupo de periodistas fotografiadas, debería elegir como contraportada de la revista SOHO; el mensaje publicado tiene vocabulario fuerte e irrespetuoso con el que Daniel Samper Ospina se refiere a las periodistas/modelos, razón por la cual muchos "twitteros" han descalificado y tildado de doble moral la crítica que el periodista venia realizando activamente sobre el manejo que se estaba dando al caso del "Bolillo" Gómez; técnico colombiano que golpeó a mujer, motivo por el cuál, el periodista exigía la renuncia de "Bolillo" a la dirección de la selección de fútbol de Colombia.

Sí, no se puede negar que el lenguaje usado por Daniel Samper para referirse a las periodistas/modelos en su mensaje fue irrespetuoso, por lo que seguramente deberá ofrecerles unas disculpas y tendrá que pensar en algo realmente ingenioso para que este episodio no afecte su imagen, su credibilidad y el interés por su revista. También es cierto que el lenguaje usado en los mensajes es ofensivo y podría considerarse un forma de maltrato y se podría decir de manera coloquial que en el asunto "Bolillo", Daniel Samper Ospina tiene rabo de paja .... pero un momento... ¿Se nos olvido cómo fue que supimos todas esas cosas de Daniel Samper Ospina que nos permiten señalarlo?.

Un grupo que se autodenomina defensor de la verdad y del derecho a la información, se roba (OJO delito), la información y datos privados que una persona tiene en sus cuentas de correo o sus perfiles en las redes sociales. Los ladrones/paladines de la verdad, publican esa información en Internet quizá afectando la vida personal y laboral de su victima y afectando y poniendo en un aparente riesgo la vida de los amigos, contactos y conocidos de la victima, pues sobre ellos por cuenta de estar relacionado con la victima y a pesar de no estar directamente afectados por el robo, se han publicado direcciones, correos personales, números de teléfono y algunas intimidades, ¿Acaso en todo eso no hay nada malo? ¿No hay aquí también doble moral?

En mi país, el de la moral extraviada, aparentemente no, de manera masiva varios usuarios han agradecido y celebrado a través de Twitter el "valiente" gesto de los delincuentes por desenmascarar al "farsante", "lobo vestido de oveja" de Daniel Samper Ospina, otros mas osados le han sugerido a los delincuentes otras posibles victimas "para que aprendan" y "porque lo merecen" y otros ávidos de información le solicitan abiertamente a los delincuentes que publiquen más datos. ¿No son esas personas conscientes que alientan y celebran un delito? ¿No son de doble moral también quienes critican las palabras de Daniel Samper pero alientan a Sophie Germain a cometer un delito?

Seguramente este y otros grupos que se dedican a "defender" nuestro derecho a saber la verdad ignoran deliberadamente el límite entre derecho a la información y derecho a la privacidad, seguramente ante las criticas vendrán discursos argumentando que actúan en bajo la misma filosofía que lo hace Wikileaks (que denuncia comportamientos poco éticos de gobiernos y empresas pero que no siempre obtiene su información por métodos legales, lo cual da para otro debate), dirán que robar la información es un mal necesario y es solo parte de la praxis de algo mucho mas grande, eso solo lo saben ellos, pero la verdad no encuentro coherencia en los mecanismos que utilizan para defender lo que dicen defender, ¿No hay también doble moral cuando se usan mecanismos sucios con fines nobles?, y por último, ¿Atacar la desinformación, da derecho a violar el derecho a la privacidad?, no creo.

La “Ley Lleras”

La polémica surgida en los últimos días en Colombia tras el anuncio, de la presentación por parte del Gobierno de un proyecto de ley, con el cual se busca regular el acceso a contenidos digitales en Internet protegidos con derechos de autor, me ha servido de excusa perfecta para reactivar este blog.

La denominada “Ley Lleras” (nombre claramente pirateado de sus primas europeas “Ley Hadopi” y “Ley Sinde”), ha generado entre los internautas colombianos airadas reacciones y “manifestaciones digitales”, que promueven a toda costa el rechazo a la aprobación de la polémica Ley, argumentando que de ser aprobada por el congreso, vulneraría nuestro derechos a la libre expresión y el derecho a la privacidad, ¿Es de verdad tan mala ley?, ¿Acaso no se debería legislar sobre cosas más urgentes?; son preguntas que surgen normalmente cuando se abren este tipo de debates, pues en Colombia por tradición, consideramos que todo aquello sobre lo que hay poca o ninguna legislación funciona bien y así debería permanecer.

En mi concepto, a pesar que en Colombia ya existe una Ley de derechos de autor (Ley 23 de 1982); una sociedad como la actual, en donde prácticamente casi toda la información que accedemos, compartimos o generamos está en formato digital, requiere una regulación clara, actualizada y acorde a los nuevos desafíos y posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de información, por lo tanto haciendo que la “Ley Lleras” sea un “mal necesario” para afrontar adecuadamente los desafíos que la sociedad de la información supone.

Lo anterior no quiere decir que a pies juntillas apruebo este mamarracho de Ley, pues a pesar que si es claro que una Ley de este tipo si se necesita, no comparto la forma afanada con la que la ley fue envida para estudio en el congreso, sin previa socialización con todas las partes interesadas (usuarios, proveedores de servicios, productores, desarrolladores, artistas etc.), ni el estilo con que el gobierno dio inicio al debate alrededor del tema (que solo inició cuando sintió la presión popular en las redes sociales), por no hablar de las dudas sobre el contenido (muchas), que no solo yo, sino muchos internautas tenemos acerca de esta Ley.

Pero para que el debate sea justo hay que hablar con la verdad: No todo lo que se está diciendo sobre la Ley es cierto. La “Ley Lleras” a pesar de tener la misma inspiración, no es una burda copia de sus primas europeas, en la “Ley Hadopi” implementada en Francia, por ejemplo, si se persigue el intercambio de archivos entre usuarios (P2P), mientras que en la “Ley Lleras” ni siquiera habla de eso; y tampoco es cierto que se vaya a empezar a restringir el acceso a sitios web informativos como se hace en Cuba, Irán o Corea del Norte, ¡tampoco exageremos!.

Lo cierto es que la forma afanada con la que se espera aprobar esta ley, su falta de socialización y su clara motivación para proteger los intereses de las grandes productoras de contenidos (que no es casualidad que sean gringas), crean un debate alrededor de lo inmediato y no sobre lo esencial, En lugar de tantas leyes enredadas, ¿No va siendo como hora de pensar en formas innovadoras de comercializar los contenidos aprovechando las posibilidades de Internet?, no sé, digo yo.